Por: Andrea Guerrero
Seamos francos. Viajar siendo mujer es muy distinto si eres un hombre, tanto a nivel personal como social. No es lo mismo ver a un hombre que a una mujer viajando.
¿Por qué ocurre aquello? Creo que la principal razón está marcada por la sociedad en la que hayas crecido y vivido. No es lo mismo provenir de un país Europeo que de uno Latinoamericano. Y no me refiero en términos económicos, sino –más bien- desde el ámbito cultural.
Los jóvenes de países nórdicos (por llamarlo de alguna forma) se vuelven independientes, y dueños de sus vidas, desde muy chicos. A los 18 años los padres consideran que ya es una persona grande para hacerse cargo de su propia vida y, por lo tanto, es hora de dejar el hogar familiar. En cambio, en los territorios de habla hispana (por decirlo de algún modo) para un joven de 18 años, quien recién termino el colegio, su única preocupación es saber qué va a estudiar y dónde.
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